Aceptémoslo: el emprendimiento no es color de rosa. Pocas experiencias son tan gratificantes como tener una idea, trabajar en ella y ver cómo comienza a materializarse. Sin embargo, en el proceso puede que lleguemos a perder de vista la imagen completa -la razón por la cual estamos emprendiendo- y que nos despistemos entre los detalles que ello involucra: desveladas, tocar puertas que no siempre nos abren, recibir retroalimentación desagradable, y más. Por eso, te damos algunos tips para que vuelvas a enamorarte de tu emprendimiento.
Mantén siempre presente la meta
Un viaje de mil kilómetros comienza con un solo paso. Aunque los primeros pasos pueden estar llenos de energía y entusiasmo, cuando avanzamos, pero aún no vemos la meta en el horizonte, podemos llegar a desmotivarnos y sentir que estamos perdiendo el tiempo. En estas ocasiones, es muy importante tomar un momento para recordar hacia donde vamos y, lo más importante, por qué vamos allí. ¿Por qué comenzaste tu emprendimiento? Tal vez fue para crear un impacto positivo en la sociedad, generar empleos o proveer para tu familia. Cualquiera que sea la razón, recuérdala cuando pierdas la motivación y deja que te inspire como lo hizo el primer día que comenzaste a trabajar en tu idea.
Intenta ver la imagen completa
Ninguna situación es completamente blanca o negra. Cuando las cosas marchan bien en nuestra empresa sentimos que el trabajo que estamos haciendo vale la pena. Pero de lo contrario, cuando nos encontramos con obstáculos (los cuales, por cierto, son inevitables), puede que empecemos a preguntarnos si estamos invirtiendo nuestros recursos en vano. Estos son los momentos apropiados para ver la situación con más perspectiva. Recordar nuestros logros cuando sentimos que la situación es más grande que nosotros nos va a empoderar y hará que seamos conscientes de que hemos enfrentado situaciones similares, y podemos enfrentar las que vengan.
Haz las cosas diferentes
¿Cómo esperar resultados distintos si seguimos haciendo lo mismo? Si nos hemos sentido desmotivados respecto a nuestro emprendimiento por largo tiempo, es momento de cambiar de estrategia. Es verdad que nos sentimos más cómodos y seguros haciendo aquello con lo que tenemos más familiaridad, pero también lo es que el crecimiento sucede fuera de la zona de confort. Al igual que con cualquier relación, la monotonía puede obstaculizar las nuevas ideas y experiencias con las cuales podemos crecer tanto personal como profesionalmente. Entonces, intentar cosas nuevas puede refrescarnos la mente y así hacer en nuestra empresa cambios positivos que nos hagan volver a enamorarnos de ella.
